Café de especialidad vs. Café comercial: ¿Por qué deberías notar la diferencia?
A lo largo de mi trayectoria en el mundo del café, he visto cómo muchos consumidores no distinguen entre un café de especialidad y uno comercial. Y es normal, porque a simple vista ambos pueden parecer similares. Sin embargo, en el sabor, la calidad y el impacto social y ambiental, la diferencia es enorme.
Calidad y origen: una historia en cada grano
El café de especialidad proviene de fincas donde se cuida cada detalle de la producción, desde la altitud hasta el proceso de secado. Se cultiva con esmero y se seleccionan los granos minuciosamente para asegurar un producto de máxima calidad. En cambio, el café comercial es una mezcla de granos de distinta calidad, con procesos masivos y poco controlados. Muchas veces se le somete a un tostado extremo para ocultar defectos, lo que provoca un sabor amargo y uniforme.
El sabor lo dice todo
Café comercial: Tiende a ser amargo y uniforme, con notas tostadas muy marcadas que ocultan su origen.
Café de especialidad: Presenta notas complejas como frutas, flores, chocolate y caramelo, dependiendo de su origen y proceso.
Un buen café de especialidad te permite identificar matices en el sabor, dependiendo de su región de origen. Puedes encontrar cafés con notas cítricas, florales, achocolatadas o incluso especiadas, lo que hace que cada taza sea una experiencia única.
Impacto ambiental y social
El café de especialidad no solo es mejor en sabor, sino que también es más justo con los productores y el medio ambiente. Su producción sigue principios de sostenibilidad y comercio justo, asegurando que los caficultores reciban un pago adecuado por su trabajo y que se respeten prácticas agrícolas responsables.
Si alguna vez has sentido que un café tiene un ligero toque a frutos rojos o miel, es porque estás probando un café de especialidad bien trabajado. Y créeme, una vez que pruebas la diferencia, no hay vuelta atrás.